Aeródromo de Tablada

Coincidiendo con el último año de mi formación en el aeroclub, hice el servicio militar como voluntario de aviación en la Base Militar de Tablada, en la misma pista en que tantas veces había controlado un avión de vuelo circular, tantas veces había dirigido un avión de radio control y tantas veces había despegado y aterrizado con una avioneta. Mi condición de cabo furriel, unido a mi pasión por los aviones, me permitió tener un buen trato con los pilotos militares, iconos del aire que revoloteaban en mi cabeza como abejorros enlazando interminables acrobacias. En el año 1981 ingresa en la Escuela Nacional de aeronáutica de Salamanca para obtener el título de piloto comercial.